Esta gran aventura comienza el viernes al mediodía cuando llegamos a Arenas de Cabrales, lugar de recogida de los dorsales.
Todo perfectamente organizado, pasando por las distintas mesas donde te van dando dorsal, bolsa del corredor y por último la mesa de ayuda a Nepal (gran detalle por parte de la organización) en la que te invitan a participar solidariamente con la compra de un décimo.
En las cercanías buscamos un restaurante donde comemos y poco después nos dirigimos a Llano de Com donde tenemos reservado nuestro alojamiento. En estas aventuras el lugar de alojamiento es de las partes más importantes y siempre motivo de preocupación por parte de los corredores. Entre las cualidades que debe reunir:
* Lugar cercano a la salida y a la llegada.
* Lugar tranquilo que te permita descansar en el previo y en el post carrera.
* Lugar hospitalario, donde te sientas como en casa.
No siempre es sencillo encontrar lugares que den esta calidad en el servicio, por lo que el boca a boca entre los corredores es un buen sistema de búsqueda para seleccionar un alojamiento adecuado. Los Bisontes lo encontramos en APARTAMENTOS TABARDIN, a 5´ en coche de la salida (aparcamiento del Repelado) y a unos 15´ de la llegada (Arenas de Cabrales).Lugar extraordinariamente tranquilo que te permite disfrutar del descanso total.
Después de instalarnos, siesta hasta las 19:30 que comienzo la preparación de la mochila.
Las previsiones meteorológicas no eras buenas, con previsible lluvia durante toda la noche y parte de la mañana del día siguiente y con fresco en las cumbres.
“El Repelao” Covadonga, a 155 metros del nivel del mar, lugar elegido para la XII edición de la Travesera, que con una puntualidad Británica se inicia a las 00:00 del sábado 12 de junio.
El inicio de la carrera es rápido, nervioso, esquivando corredores y puntas de bastones. Todos los corredores buscamos una buena posición de entrada al sendero estrecho que se inicia en el Santuario de Covadonga. La lluvia y la niebla nos acompañara durante toda la noche y principio de la madrugada.
Llegamos a la senda, comienza la subida, bastantes zetas con mucha pendientes, piedras resbaladizas y mucho barro adereza esta parte del recorrido. En algunas zonas la zapatilla amenaza con quedarse clavada en el barrizal. Después de los nervios iniciales por conseguir una buena posición, la carrera se va tranquilizando. De aquí nos dirigimos a la zona de prados del Lago Enol, no puedes perder atención en el camino, en cuanto pierdes la concentración tienes asegurada una caída.
Esa es otra de las peculiaridades de esta carrera, el gran desgaste mental que uno tiene. En las Ultras que he disputado hasta ahora, siempre he disfrutado de grandes franjas de tiempo que las pase dentro de la “caja de la nada”, en esta carrera es imposible. Los primeros 55 km no te permiten perder la atención al camino, piedras resbaladizas, barrizales, neveros, zonas de ascenso con cuerdas o cadenas debido a su peligrosidad hacen imposible visitar la “caja de la nada”, por momento pensé que estaba en una Yincana.
Llegamos a los Lagos de Enol, los primeros 10 km y unos 800 metros de desnivel positivo cubiertos en 2 horas. Siguiente parada Alto Jou Santu (2113 metros) kilómetro 21. En el camino varios puntos peligrosos que los voluntarios de la organización, perfectamente situados, nos van indicando. Uno de estos puntos, que ya viene marcado por la organización, la zona de Sedo Mesones es especialmente peligroso, y cuando uno lo atraviesa inmediatamente entiende porque. Llegamos al Alto de Jou Santu, son las 4 de la mañana y “solo” llevamos 22 km. Mi mente y cuerpo comienza a ser consciente de la dureza de la Travesera.
Increíble descenso hasta Caín, apenas 7´5 km con un desnivel de 1500 metros, que se hace muy complicado por su desnivel y por su terreno. Llegamos a las 05:45, 1 hora y 15 minutos antes del corte. Aquí tenemos el primer avituallamiento con comida. No como demasiado, pico un poco de los manjares que allí sirven y me tomo mi primer gel. No soy consciente de lo mal que me estoy alimentando, olvidando las secuencias de ingestión de alimentos que todo corredor debe tener muy presente en todo momento. El Tío del Mazo aparecerá y me hará pagar la correspondiente penitencia.
Salimos de Caín, toca afrontar seguramente la parte más dura y bonita de la carrera, la subida a Dobresengos, Jou Grande, Horcada de Caín y por ultimo Collada Bonita. Son unos D+ 2.600 metros y D- 450metros comprimidos en 12,5 km, pasando por innumerables neveros, senderos muy estrechos, zonas de “trepa”.
En la bajada de Collada Bonita asesorado por los voluntarios que nos indican que la bajada por el nevero esta helada, decido calzarme los crampones. En la mitad de la bajada resbalo a consecuencia de las placas de hielo y aterrizo en un pedregal que me hace frenar.
Continuo la bajada con precaución y otra placa de hielo me hace perder el equilibrio y caer de nuevo. Esta vez clavo el bastón en la nieve buscado frenar mi descenso, el bastón se parte pero gracias al cable interno que lleva el bastón no se rompe totalmente y permite que me detenga. Junto con otro corredor intento sacar el bastón de la nieve, nos damos cuenta que esta partido e inservible para la carrera. Durante dos kilómetros descendí con solo un bastón. Más allá del valor que tiene el bastón como herramienta de ahorro de energía, para ascensos y descenso ayudándonos a economizar energía, en esta carrera es un elemento fundamental en la seguridad, que a mi parecer debería ser obligatorio.
Otro hándicap durante la carrera fueron los descensos pronunciados. Por culpa de la humedad de la parte interior de la zapatilla, debida al paso por innumerables neveros, la plantilla se movía hacia la parte delantera de la zapatilla, haciendo imposible correr. En cada descenso pronunciado debía detenerme para quitarlas de la zapatilla y guardarlas en la mochila.
Llegada a la Vega de Sotres, kilometro 47,5. Allí estaba Bisonte Fandy, ese Mountain Assistant que todo corredor desearía tener. Estudia el mapa, me indica en qué puntos estará presente, tiempos previsibles de paso, meteorología, y una vez iniciada la carrera me va informando de las dificultades con las que me voy a encontrar. Además de todo lo anterior, anima, motiva, hace estupendos reportajes fotográficos de carrera y gratis, ¿Qué más se puede pedir?... Gracias Nacho.
En el avituallamiento de Sotres me cambio de ropa, me tomo la parada con demasiada calma, más de 25 minutos. Salgo del avituallamiento, con la información de que solo me queda una última subida seria, Collado de Valdomingero (2140m). Toca subir por duras pendientes, prácticamente sin senda, hay que estar atento a las balizas para no salirse del recorrido y con el peligro de las piedras que se desprenden al paso de los corredores.
En el comienzo de la subida ya me doy cuenta que algo no va bien, me falta chispa, las piernas comienzan a ponerse “lácticas” y tengo la sensación de falta de combustible. En la subida paro tres veces a descansar y comer. Normalmente no me gusta parar en las subidas porque pierdes ritmo y se hace complicado retomar la marcha, pero en este caso estaba con la reserva encendida. Varios corredores me adelantan como cohetes, sin posibilidad de seguirlos. A unos 30 metros de la cumbre me encontré encajonado entre una pared y un nevero. Había pasado por delante de unos escalones creados por los voluntarios en la nieve, sin darme cuenta.
Una mirada atrás, buscando una solución a este problema me permitió ver los escalones.
Antes de llegar a la cumbre aun hay que pasar una zona de trepa cogido de una cadena y por fin la cima.
Pasada la cima iniciamos el descenso, aun nos quedan unos cuantos neveros por atravesar, próxima parada Avituallamiento de Jitu de Escarandi. En este descenso de 7 km y casi 100 metros de desnivel negativo, continuo con el problema de las plantillas, que ya comienza a ser cansino.
15:00 Llegada al Avituallamiento de Jitu de Escarandi, aquí me espera la familia y los amigos.
Siempre es un extra de motivación encontrarte con tu familia y amigos en los avituallamientos. Una parada corta, la meta ya esta cerca. Aquí Bisonte Fandy me pregunta que me ocurre, que tengo mala cara. Desde aquí al final de la prueba se convertirá para mí en una penitencia, 14 km en 3 horas, terrible PAJARA!!!!! .
Contabilizada la comida consumida en 18 horas el resultado es:
*En la mochila: 4 geles de cola y cafeína y 3 barritas energéticas.
*En avituallamiento: 3 barritas de muesly, trozos de plátano y naranja y dos caldos.
El resultado de esta insuficiente alimentación en carrera fue la visita del Tío del Mazo.
La llegada a meta fue mágica, con la familia y los amigos de toda la vida esperándome, ¿Que más se puede Pedir?
Al llegar a meta llegue con la firme convicción de no repetir la Travesera, ahora estoy deseando que llegue 2016 y que Bisonte Fandy y Bisonte Chico estén presentes en la salida y les pueda acompañar.
Recorrido superior, fantástica organización, excepcional grupo de voluntarios. Todo esto hace de la Travesera una carrera única en el planeta del Ultratrail. Un corredor de montaña no puede dejar este mundo sin probar la Travesera.
Un Bisontabrazo!!!!!!!